[post_page_title]Un nuevo día[/post_page_title]
Al final del día, Amanda tuvo que sobregirar su cuenta bancaria para poder pagar el alquiler, las multas de estacionamiento y la factura del hospital. Estuvo a punto de perder las esperanzas. Le quedaban, a su nombre, solamente 15 dólares americanos.

Con tan poco dinero, decidió llevar a sus hijos al restaurant en el que trabajaba como mesera. Allí podría darles de desayunar y hacer que Noah se relajara, después de la visita médica que había tenido. Poco se imaginaba esta mujer que precisamente allí las cosas empezarían a cambiar…