[post_page_title]Ella estaba acostumbrada[/post_page_title]
A lo largo de sus embarazos anteriores, Christine se había acostumbrado a tener una gran panza y llevar un gran peso en su cuerpo. Lo había hecho varias veces antes y había aprendido a lidiar con el dolor de espalda, la visión de su estómago protuberante y los antojos que experimentó durante su terrible experiencia de nueve meses.

Sin embargo, su último embarazo fue como ningún otro y parece que el tamaño de su hija por nacer fue la menor de sus preocupaciones, porque esto fue solo el comienzo para Christine.